martes, 5 de octubre de 2010

Los desperfectos por Paco Vélez Nieto

De nuevo en Belianís, F. Vélez Nieto, en esta ocasión, reseña este pequeño libro desperfecto.

Pica aquí para leerlo en la web.

Abajo te dejo el comentario entero:

Vivimos una expansión poética sobrecogedora. Los medios de comunicación comentan el abrumador número de libros de poesía que se vienen publicando en estos últimos años. Una especie de Bonn poético como no se había conocido en tiempos pasados. Seguir la diáspora, no es tarea fácil; intento ser objetivo separando cantidad de calidad, pues en esta sociedad basura, producimos basura para subsistir sobre basura y al mismo tiempo obligados al reciclaje de la basura que creamos.

No se puede confirmar que Martín Lucía (Sevilla 1976), pueda llegar a ser un genio poético, tampoco descartar que logre alcanzar la categoría de poeta con talento o sencillamente buen poeta. Todo depende de su esfuerzo y sacrificio y en desconfiar de los aplausos y el amiguismo poético, pues es virus de mal agüero y sarpullido tendente a la imitación del pasodoble torero: “Marcial tu eres el más grande”.

Me he deleitado con su primer poemario poético en solitario “Los desperfectos” (con la portada no, una portada es para que se pueda leer) Con anterioridad Martín Lucía ha sido incluido en diversas antologías, mostrando una poesía muy directa que tiende a la reflexión partiendo de su propia experiencia existencial. En ella se percibe cierta influencia de la ya en retirada Poesía de la Experiencia, a cambio, predomina la intimidad desde sus primeros poemas, que a medida que avanzan muestra un análisis amplio en verso libre, envuelto con metáforas que muestran capítulos de su existencia. Esperemos su segunda salida.

POEMA

Nunca reventamos.

Simplemente avanzamos en silencio

entre multitudes

por entre el polvo en suspensión del aire.

A lo más, protegemos con disimulo nuestro pecho

mientras intuimos que vienen a por nosotros

Todo en silencio. Sin despertar sospecha.

Bebemos whisky o ron o cola.

Planeamos viajes que, como tú, no realizaremos.

Pero todo en silencio y, a los más, protegiendo

el pecho

disimuladamente.

Sin despertar sospecha ajena.

Disimuladamente.

Porque somos los desperfectos y estamos llenos

de daños

Somos los desperfectos y ya no soñamos

que poema alguno nos libere. Tú tampoco.

Por eso callamos.

mientras intuimos que vienen a por nosotros.



Los chicos de la calle, abandonados los trompos,

los grillos y los rabos de lagartija,

nos saludan

y tampoco saben nada.

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