martes, 29 de junio de 2010

Reseñados en Aula Poemática

El poeta Daniel García Florindo, deja la siguiente reseña de Los desperfectos en su bitácora Aula Poemática.

Puedes ver la original aquí.

Os la dejo entera:

Hay en este libro un sentido vertebral que articula los poemas desde un desencanto existencial, desde una experiencia propia del sujeto escindido que vaga en una sociedad ajena o extraña, un sujeto que trata de recomponer los desperfectos que el tiempo, ese paraíso perdido de la infancia que no vuelve, se encarga de abandonar en la conciencia del poeta. Así podríamos señalar poemas de la primera parte (Yo y tú), tales como “Retrospectiva”, “Partido de futbito”, “La lluvia en la calle”, “Los chicos”, “”Calles de mi niñez”, “Los primeros días”, “El barrio, los amigos”, “Detrás de todo”, “Invierno llevadero”, “En el autobús”, “La voracidad del tiempo”...

El libro se inicia con un poema liminar, a modo de introducción, nos sitúa en ese contexto espacial, como enunciara Ángel González, de un áspero mundo. El poeta sabe que nada puede liberarnos de ese daño existencial, ni siquiera la palabra. Pero, al menos, esa desconfianza es signo de que a pesar de ello, la poesía no deja de ser un consuelo que ayuda. Por ello, la desconfianza del lenguaje (Somos desperfectos y ya no soñamos / que poema alguno nos libere. Tú tampoco...), ese giro temático que ya se dio en la poesía de los años sesenta precisamente también a partir del ya mencionado Ángel González (Sin esperanza, con convencimiento, 1961) y que llegó a desembocar en la poesía del silencio que representó el último Valente. Todo esto ya se anuncia, como digo, en este poema pórtico que comparte el título del libro:

Los desperfectos

Nunca reventamos.
Simplemente avanzamos en silencio
entre multitudes
por entre el polvo en suspensión del aire.
A lo más, protegemos con disimulo nuestro pecho
Mientras intuimos que vienen a por nosotros.
Todo en silencio. Sin despertar sospecha.
Bebemos whisky o ron con cola.
Planeamos viajes que, como tú, no realizaremos.
Pero todo en silencio y, a lo más, protegiendo el pecho
disimuladamente.
Sin despertar sospecha ajena.
Disimuladamente.
Porque somos los desperfectos y estamos llenos de daños.
Somos los desperfectos y ya no soñamos
que poema alguno nos libere. Tú tampoco.
Por eso callamos,
mientras intuimos que vienen a por nosotros.

Los chicos de la calle, abandonados los trompos,
los grillos y los rabos de lagartija,
Nos saludan
y tampoco saben nada.

Con la segunda parte (Nosotros), Lucía está revelando, de alguna manera, otra evolución dada en la historia de la poesía actual. Me refiero al paso del “yo” al “nosotros”, de lo privado a lo público, de lo individual a lo colectivo, de lo íntimo a lo social.

La primera parte además “yo y tú” recuerda la poesía pura y amorosa de “Salinas” por el uso del pronombre “tú” especialmente (aunque no tanto la plenitud de La voz a ti debida, como lo que queda del amor cuando éste acaba, la pasión y el dolor de la separación de Razón de amor o Largo lamento), ese dolorido sentir que refleja, por ejemplo, el poema “Retrospectiva”.

Podemos destacar otra serie de poemas donde el uso del juego temporal, la paradoja o la ironía están al servicio de una reflexión histórica, humanista y social que se hace patente en poemas como “Represión franquista en Arucas”, “Ley de gravitación universal”, “Veintitrés de febrero de 1810”, “España 1939”…

Por otra parte, hay que mencionar diversas intertextualidades, de las que destacan las relacionadas con letras de canciones de músicos como Bunbury o Calamaro. Canciones pertenecientes a la educación sentimental del poeta y que conectan inevitablemente con algunas de sus composiciones.

En general, circula por este libro una mitología personal que se enmarca en la ciudad (el fútbol, el autobús, la marquesina…), marco de su sentimentalidad (amigos, familia, amores…), testigos también del tiempo que pasa, elementos que configuran una arquitectura poética muy íntima, cuyo resultado, pienso, es un alto autoconocimiento que llega a iluminarnos a todos , a “Nosotros”, espectadores activos de una lírica propia y original, todo un valor que demuestra que este libro pertenece a alguien que escribe sin pretensión de escuela o guiones al uso.

Quizás todas las reflexiones que he tratado de expresar aquí queden mucho más claro en el poema “Otra ciudad (EB dixit)” donde se aglutinan todos los elementos abordados (la ciudad, la orfandad o paso del tiempo, pérdida del paraíso, la ausencia, el dolor…):

Otra ciudad (EB dixit)


Otra ciudad.
Otras avenidas
huérfanas de pasos.
Otros bancos
para las mismas ausencias.
Otra ciudad,
el mismo dolor.

Efectivamente, el mismo dolor existencial que el hombre ha cantado durante siglos, las ruinas del ubi sunt de Manrique, de los poetas barrocos o del siglo XX ahora son los desperfectos de Martín Lucía, porque su tiempo es otro y otra luz al margen de los clásicos mantiene sus palabras. No hay duda, pues, que hay que leerlo.

lunes, 28 de junio de 2010

Reseñados en Cultura+

Aperecemos en la revista digital Cultura+.

Es una breve reseña.

Pica aquí para leerla en la web de Cultura+.

Os dejo la resweña entera:

Los desperfectos
Martín Lucía

Por Mikel Robles.

Martín Lucía nos lleva en este poemario a la conciencia del dolor y de la derrota («somos los desperfectos y estamos llenos de daños»). Sin embargo, la persistencia de la desilusión lleva a la tenacidad, no a la resignación («nunca reventamos. / Simplemente avanzamos en silencio»), la cual, ubicada en un entorno de sumisión y silencio como el nuestro, puede incluso concluir en la clandestinidad («todo en silencio. Sin despertar sospecha»).

Además, esto está irremediablemente ligado a lo colectivo. No en vano, las dos secciones del libro se titulan «Yo y tú» y «Nosotros», o el poeta sentencia que «en mi nombre hay de todo menos yo». Diversos poemas inciden en esa idea de comunidad que constituye un individuo; en la concepción de que uno está formado por muchos («huelo como otros olieron: / a sangre de otros que es la mía»).

Uno de los elementos más importantes del libro es la evocación de la infancia y de la pubertad (el fútbol es un anclaje relevante en esa línea). El «yo poético» se acoge a la nostalgia con actitud de ser irremediable, y por ello denota una perspectiva desencantada («ya no hay camaradas / sólo su recuerdo nítido resta»).

En ese sentido, los textos expresan la aflicción por el pasado doloroso pero a través de sutiles representaciones (como «España (…) era campeona del mundo en perder. / En perder hijos, hermanos, padres» para referirse a la dictadura franquista).

Sin embargo, quiere creer en la esperanza y alienta los ejemplos de resistencia (como la «hierba que crece / y agrieta / el negro asfalto»), a pesar de un aliento pesimista.

Por otro lado, en ocasiones también reflexiona sobre el papel de la poesía, de la que elimina toda la parte de ilusión redentora y de la cual niega su valor mercantil.

Así, Los desperfectos nos ofrece una poesía sencilla, compuesta en versos extensos, que busca la comunicación y con un claro concepto de la unidad del poema.

miércoles, 16 de junio de 2010

Ofertón

El día 19 se celebra en todo el mundo el DÍA DEL ESPAÑOL, una iniciativa del Instituto Cervantes. Y ...en Librería Nuño (San Luis, 83. Sevilla) y Ediciones En Huida lo queremos celebrar poniendo el primer poemario aparecido en este sello, LOS DESPERFECTOS, de MARTÍN LUCÍA, a 7 € durante los próximo días 18 y 19. Si aún no tienes Los Desperectos (o lo quieres regalar), no pierdas la oportunidad de conseguirlo a un precio exepcional.

domingo, 6 de junio de 2010

Mañana en la radio

Este lunes 7 de junio, en el programa Es... la vida, de radio Andalucía Información, perteneciente a la RTVA, seré entrevistado. Hablaremos de Los desperfectos.
Puedes seguir el programa a través de internet o de la radio convencional, para lo que debes pinchar aquí (este enlace les llevará a una página en la que se detalla el dial de cada provincia andaluza).

Espero que echemos un buen rato.

martes, 1 de junio de 2010

Esto comentó Paco Vélez sobre Los desperfectos en la presentación en la FLS10

Vivimos una expansión poética sobrecogedora. Los medios de comunicación comentan el abrumador número de libros de poesía que se vienen publicando en estos últimos años. Una especie de boom poético como no se había conocido en tiempos que no se pueden precisar.



Hace solo unos días el periódico EL PAÍS, diario de gran tirada, dedicaba una página completa a tan abrumadora cosecha poética, informando muy favorablemente del empuje de los jóvenes grupos poéticos nacionales y elogiando la calidad de media docena de ellos.



Uno, como crítico literario, pretende seguir todo este mundo poético, cosa nada fácil dado que el día nada más que tiene 24 horas. Y la verdad, intento ser objetivo separando cantidad de calidad, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad basura, donde producimos basura para subsistir sobre basura al mismo tiempo que estamos obligados al reciclaje de la basura que creamos, fruto de nuestro proceso desarrollista de sociedad de consumo. Por pura lógica la poesía podía quedar al margen de este inmundo estercolero, pero no es así.



A finales del pasado mes de marzo, en Málaga, compartiendo almuerzo con espaciada sobremesa, junto a Pablo García Baena, exquisito poeta y mejor persona, el también buen poeta y excelente articulista, Manuel Alcántara, el catedrático y múltiple creador Rafael de Cózar y otros comensales. Hablando sobre genios de la creación literaria, Alcantara con el humor e ironía socarrona que le caracteriza afirmaba que: “Un genio es aquella persona que hace lo que le ha sido imposible hacer a una persona de talento” El coloquio que dio lugar tan juiciosa cita, me reconfirmó lo difícil que es ser un buen escritor o un buen poeta. Y lo casi imposible de llegar a genio.



Yo no sé si Martín Lucía puede llegar a ser un genio poético. Pero de ninguna de las maneras se debe descartar que pueda alcanzar la nada despreciable categoría de ser un poeta de talento o sencillamente un buen poeta. Todo depende de su esfuerzo y sacrificio y, al mismo tiempo, de desconfiar de los aplausos y el amiguismo poético, pues suele crear una innecesaria satisfacción tendente a la imitación del pasodoble torero: “Marcial tu eres el más grande”.



En principio Martín Lucia tiene a su favor ser un calculado observador y crítico de aquello que contempla y lee. Hablo por experiencia dado los comentarios nada cobistas que con respecto a algunos escritos que le he enviado me ha comentado tras su lectura. El otro factor positivo, el propio compromiso contraído consigo mismo y el contenido poético a la hora de crear versos. Factores que considero imprescindibles para este serio y difícil reto y rito que significa crear poesía.



Partiendo de estos elementos positivos nos encontramos ante su primer poemario poético en solitario con el título de Los desperfectos, pues ya con anterioridad ha publicado en diversas antologías, donde desde mi criterio muestra una poesía muy directa que tiende a la reflexión partiendo desde su propia experiencia existencial que, aunque en ella se percibe la influencia de la ya en retirada Poesía de la Experiencia, muestra su propia identidad interior para presentarse desde sus primeros versos, que a medida que avanzan los poemas va mostrando un análisis más amplio con un verso libre, donde la sencillez de lo que muestra, va envuelta en metáforas que revisten esa sucesión de los capítulos de su existencia.



Esto lo va a obligar en su andadura poética futura a tener muy en cuenta no repetirse en lo cantado. Pues ya en este primer poemario es conciente de donde viene y por tanto de la exigencia consigo mismo de no ser como esa infinidad de camaradas esclavos de una rutina consumista, donde tal vez se refugian para no abordar la realidad desnuda que los esclaviza con cadenas invisibles y zalameras. Aquí ya se descubre el Martín Lucia social que ha asumido ese compromiso consigo mismo que lo lleva a una crítica social del mundo donde intenta desenvolverse, existiendo y palpitando.



Y desde ese pedestal crítico, social, exigente y analítico, no falta como algo más que adorno metáforas de belleza modernista:



“Holly, tan bella como sola, va de fiesta en fiesta. / Con la luna retirada regresa a su habitación, / tan sola como bella y sueña con el sol”

Aquí el poeta muestra otro sentir mezclado con la denuncia que a medida que ahonda en el factor social, pese a la juventud del poeta, va disertando sobre su desencanto a la vez que sube en crudeza la denuncia.



Estamos pues, ante un poeta que en su primera etapa se presenta como un poeta social, comprometido y crítico capaz de vestir los versos cuando lo considera, de una belleza frágil y embriagadora, que dulcifican tanto desencanto sin género de una sociedad que se lo merece. Y que al denunciarla en verso obliga a ser cuidadoso y cauto, pues el poeta debe reflejar su mundo pero no intentar cambiarlo. Eso es un tremendo error que han cometido muchos poetas en la denominada Poesía social.



En resumen, estimado joven poeta, leo un párrafo de un cuento de Roberto Bolaño:

“Un poeta lo puede soportar todo. Lo que equivale a decir que un hombre lo puede soportar todo. Pero no es verdad: son pocas las cosas que un hombre puede soportar. Soportar de verdad. Un poeta en cambio, lo puede soportar todo. Con esta convicción crecimos. El primer enunciado es cierto, pero conduce a la ruina, a la locura, a la muerte.”



Francisco Vélez Nieto

Feria del Libro de Sevilla

Mayo de 2010