martes, 1 de junio de 2010

Esto comentó Paco Vélez sobre Los desperfectos en la presentación en la FLS10

Vivimos una expansión poética sobrecogedora. Los medios de comunicación comentan el abrumador número de libros de poesía que se vienen publicando en estos últimos años. Una especie de boom poético como no se había conocido en tiempos que no se pueden precisar.



Hace solo unos días el periódico EL PAÍS, diario de gran tirada, dedicaba una página completa a tan abrumadora cosecha poética, informando muy favorablemente del empuje de los jóvenes grupos poéticos nacionales y elogiando la calidad de media docena de ellos.



Uno, como crítico literario, pretende seguir todo este mundo poético, cosa nada fácil dado que el día nada más que tiene 24 horas. Y la verdad, intento ser objetivo separando cantidad de calidad, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad basura, donde producimos basura para subsistir sobre basura al mismo tiempo que estamos obligados al reciclaje de la basura que creamos, fruto de nuestro proceso desarrollista de sociedad de consumo. Por pura lógica la poesía podía quedar al margen de este inmundo estercolero, pero no es así.



A finales del pasado mes de marzo, en Málaga, compartiendo almuerzo con espaciada sobremesa, junto a Pablo García Baena, exquisito poeta y mejor persona, el también buen poeta y excelente articulista, Manuel Alcántara, el catedrático y múltiple creador Rafael de Cózar y otros comensales. Hablando sobre genios de la creación literaria, Alcantara con el humor e ironía socarrona que le caracteriza afirmaba que: “Un genio es aquella persona que hace lo que le ha sido imposible hacer a una persona de talento” El coloquio que dio lugar tan juiciosa cita, me reconfirmó lo difícil que es ser un buen escritor o un buen poeta. Y lo casi imposible de llegar a genio.



Yo no sé si Martín Lucía puede llegar a ser un genio poético. Pero de ninguna de las maneras se debe descartar que pueda alcanzar la nada despreciable categoría de ser un poeta de talento o sencillamente un buen poeta. Todo depende de su esfuerzo y sacrificio y, al mismo tiempo, de desconfiar de los aplausos y el amiguismo poético, pues suele crear una innecesaria satisfacción tendente a la imitación del pasodoble torero: “Marcial tu eres el más grande”.



En principio Martín Lucia tiene a su favor ser un calculado observador y crítico de aquello que contempla y lee. Hablo por experiencia dado los comentarios nada cobistas que con respecto a algunos escritos que le he enviado me ha comentado tras su lectura. El otro factor positivo, el propio compromiso contraído consigo mismo y el contenido poético a la hora de crear versos. Factores que considero imprescindibles para este serio y difícil reto y rito que significa crear poesía.



Partiendo de estos elementos positivos nos encontramos ante su primer poemario poético en solitario con el título de Los desperfectos, pues ya con anterioridad ha publicado en diversas antologías, donde desde mi criterio muestra una poesía muy directa que tiende a la reflexión partiendo desde su propia experiencia existencial que, aunque en ella se percibe la influencia de la ya en retirada Poesía de la Experiencia, muestra su propia identidad interior para presentarse desde sus primeros versos, que a medida que avanzan los poemas va mostrando un análisis más amplio con un verso libre, donde la sencillez de lo que muestra, va envuelta en metáforas que revisten esa sucesión de los capítulos de su existencia.



Esto lo va a obligar en su andadura poética futura a tener muy en cuenta no repetirse en lo cantado. Pues ya en este primer poemario es conciente de donde viene y por tanto de la exigencia consigo mismo de no ser como esa infinidad de camaradas esclavos de una rutina consumista, donde tal vez se refugian para no abordar la realidad desnuda que los esclaviza con cadenas invisibles y zalameras. Aquí ya se descubre el Martín Lucia social que ha asumido ese compromiso consigo mismo que lo lleva a una crítica social del mundo donde intenta desenvolverse, existiendo y palpitando.



Y desde ese pedestal crítico, social, exigente y analítico, no falta como algo más que adorno metáforas de belleza modernista:



“Holly, tan bella como sola, va de fiesta en fiesta. / Con la luna retirada regresa a su habitación, / tan sola como bella y sueña con el sol”

Aquí el poeta muestra otro sentir mezclado con la denuncia que a medida que ahonda en el factor social, pese a la juventud del poeta, va disertando sobre su desencanto a la vez que sube en crudeza la denuncia.



Estamos pues, ante un poeta que en su primera etapa se presenta como un poeta social, comprometido y crítico capaz de vestir los versos cuando lo considera, de una belleza frágil y embriagadora, que dulcifican tanto desencanto sin género de una sociedad que se lo merece. Y que al denunciarla en verso obliga a ser cuidadoso y cauto, pues el poeta debe reflejar su mundo pero no intentar cambiarlo. Eso es un tremendo error que han cometido muchos poetas en la denominada Poesía social.



En resumen, estimado joven poeta, leo un párrafo de un cuento de Roberto Bolaño:

“Un poeta lo puede soportar todo. Lo que equivale a decir que un hombre lo puede soportar todo. Pero no es verdad: son pocas las cosas que un hombre puede soportar. Soportar de verdad. Un poeta en cambio, lo puede soportar todo. Con esta convicción crecimos. El primer enunciado es cierto, pero conduce a la ruina, a la locura, a la muerte.”



Francisco Vélez Nieto

Feria del Libro de Sevilla

Mayo de 2010

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